Entradas Korn

Entradas Korn

Korn no es solo una banda: es una historia que nació de la angustia, la rebeldía y la necesidad de decir lo que muchos callaban. Allá por los 90, en Bakersfield, California, un grupo de pibes decidió ponerle sonido al malestar de una generación. Y lo que salió de ahí fue algo completamente nuevo: una mezcla de metal pesado, bases oscuras, distorsión, gritos y letras que hablaban del dolor más íntimo. Así empezó la leyenda de Korn, sin que ellos mismos imaginaran el impacto que iban a tener en la música y en millones de personas alrededor del mundo. Jonathan Davis, con su voz inconfundible y esa capacidad de convertir lo roto en arte, se volvió el alma de la banda. Sus letras, muchas veces crudas, contaban historias personales sin adornos, con una honestidad brutal. A su lado, los históricos James “MunkyShaffer y Brian “Head” Welch en guitarras, Reginald “Fieldy” Arvizu en bajo y David Silveria en batería (en sus primeros años), fueron construyendo un sonido que no se parecía a nada. Así nació lo que después se conoció como nu metal, aunque Korn siempre fue mucho más que una etiqueta. Su primer disco, Korn (1994), cambió las reglas del juego. Después vinieron joyas como Life Is Peachy, Follow the Leader y Issues, que consolidaron a la banda como una fuerza imparable. Cada álbum fue una evolución, pero sin perder ese sello oscuro, denso y emocional que los hizo únicos. Su música es una mezcla de catarsis y furia, pero también de vulnerabilidad. A lo largo de los años, Korn sobrevivió a cambios, excesos y separaciones. Head se fue, volvió; Davis atravesó momentos difíciles, pero siempre siguió. Y eso es parte de lo que los hace tan humanos: nunca intentaron fingir perfección. Korn es, ante todo, una banda que siente, que se equivoca y que transforma todo eso en música. En vivo, siguen siendo una experiencia intensa, casi espiritual. No importa cuántos años pasen, verlos en el escenario es revivir la historia de una banda que marcó a toda una generación y que todavía tiene mucho por decir. Korn no envejece: madura, muta y sigue gritando con la misma fuerza de siempree