Rosalía Vila Tobella nació en un pueblito cerca de Barcelona en 1992, y desde chica tuvo esa chispa artística que después se transformaría en una carrera gigante. A los 13 años escuchó flamenco por primera vez y quedó flechada. Ese sonido profundo, esa manera de decir las cosas con el cuerpo y la voz, la atrapó para siempre. Desde ahí no paró más: estudió, se formó, se metió de lleno en entender la tradición y en buscar su propia forma de contar el mundo a través de la música. Su primer disco, “Los Ángeles” (2017), fue como una carta de presentación sincera y sin adornos: voz, guitarra y emoción pura. Ese trabajo la mostró tal cual era: sensible, intensa, claramente preparada para ir por mucho más. Pero lo que vino después la llevó directo al mapa global. En 2018 lanzó “El Mal Querer”, un álbum conceptual, distinto, arriesgado, donde mezcló flamenco con pop, electrónica, hip-hop y un montón de búsquedas propias. Con Malamente explotó; ganó premios, la escuchó todo el mundo, y ese disco se transformó en una obra que marcó una época. Ahí quedó claro que Rosalía no venía a repetir fórmulas: venía a inventar las suyas. Y así lo hizo. En 2022 llegó “Motomami”, un viaje completamente diferente: vanguardia, reguetón, distorsión, experimentación, vulnerabilidad… todo en un mismo universo. Fue un disco libre, atrevido, profundamente personal. Y le fue increíble. Volvió a demostrar que no existe un género en el que no pueda meterse y llevarlo a su terreno. Ese espíritu inquieto, esa forma de romper moldes con naturalidad, la convirtieron en una de las artistas más influyentes del mundo. Pero Rosalía nunca se queda quieta. Después de un par de años creando, viajando y probando cosas nuevas, en 2025 presentó “LUX”, su cuarto álbum, y ahí abrió otra puerta completamente distinta. LUX es ambicioso, enorme, elegante. Grabado con orquesta sinfónica, con coros y arreglos que te hacen sentir que estás dentro de una película, mezcla lo clásico con lo experimental, lo íntimo con lo monumental. Rosalía canta en varios idiomas, juega con texturas nuevas, explora lo espiritual, la luz, lo divino y lo terrenal. Es un disco que transmite madurez, riesgo y una sensibilidad muy fina, de esas que quedan resonando. Apenas salió, se metió en las primeras posiciones de las listas más importantes y se convirtió en uno de los lanzamientos del año. Hoy, Rosalía es mucho más que “la artista española del momento”: es una creadora que va por fuera de cualquier etiqueta. Reinventa todo lo que toca, trae una visión propia y no tiene miedo de probar, equivocarse, insistir y volver a sorprender. Cada etapa suya es un universo nuevo, y por eso la admiración crece con cada proyecto. Hoy, Rosalía está en ese punto especial donde cada movimiento suyo genera expectativa global. Cada álbum se siente como el inicio de una etapa distinta y cada vez que aparece trae algo que nadie vio venir. Su carrera es una mezcla de pasión, estudio, intuición y valentía: un recorrido que va desde el flamenco más puro hasta las producciones más experimentales sin perder identidad. Es una artista que no se repite, que se anima a correrse de lugar y que siempre está buscando una manera nueva de decir lo que siente. Ese camino de evolución constante la convirtió en una figura única dentro de la música actual. Con LUX, Rosalía no solo reafirma su talento: muestra que todavía tiene muchísimo por explorar. Y lo mejor es que todo indica que su historia recién está empezando.